"..He aquí un diestro digno de alabanzas por su valor propio, por la estima ajena, por su mérito intrínseco y por el testimonio objetivo de la fama con que supo rodear su nombre.
Más que los progresos que hizo como torero; más que sus inconcebibles "parones", cuando en los planes naturales con la mano derecha se enroscaba los toros a su cuerpo, le elevó su potencia volitiva, y merced a ésta pudo llegar al alto puesto que ocupó en el Toreo.
Una voluntad grande y un amor propio sin medida son dos factores de valor incalculable, y más si el torero que los posee luce al mismo tiempo un estilo muy personal y una decisión al irse "detrás de la espada" en la que ninguno de sus contemporaneos supo mostrarse tan consecuente como él.
Nació en Cretas (Teruel), el 10 de diciembre de 1899; su familia emigró a América; fijó su residencia en Méjico, y allí dió Nicanor sus primeros pasos como torero.
Al trasladarse a España en 1920, y luego de transcurrir dos años sin que saliera de la región aragonesa, se presentó en Madrid como novillero el 2 de abril de 1922, alternando con su paisano Morenito de Zaragoza y Facultades en la lidia de seis novillos de Moreno Santamaría.
El exito mas grande que obtuvo en la misma plaza el día 2 de mayo siguiente con reses del duque de Tovar, le colocó en primer plano entre los novilleros, y tres meses después, con fecha 6 de agosto, tomó la alternativa en San Sebastian de manos de Luis Freg, mediante cesión del toro Capotero, negro, de don José Bueno. Los otros espadas de esta corrida fueron Marcial y Pablo Lalanda......"
Historia de los Matadores de Toros 1738-1943
"DON VENTURA"
Muchas gracias. Los aficionados a la tauromaquia antigua estamos de enhorabuena. Mil gracias.
ResponderEliminarDesde Portugal, presento mi gratitud por vuestro magnifico blog. Vos invito a visitar el mio: afestamaisculta.blogspot.com.
ResponderEliminarCarlos buceando por la red, puse el nombre de mi abuelo y la primera entrada me llevo a tu blog.
ResponderEliminarMuchas gracias por dedicarle este espacio a mi abuelo.
Desde un rinconcito de Extremadura,
Almudena Villalta